27 de agosto de 2010

El falso debate de la adopción gay #MatrimonioDF

La adopción de infantes por parte de personas solteras o unidas por conveniencia, aun del mismo sexo, ya estaba admitida en la ley, pero ahora el fallo de la Corte refrenda estas adopciones en parejas abiertamente homosexuales.

El pasado 16 de agosto la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falló a favor de la adopción de niños y niñas por parte de las parejas homosexuales. Considerado como un tema pendiente en cuanto a igualdad y derechos humanos, hoy en México las parejas lésbico-gay, como ciudadanos en capacidad de custodiar a un menor, pueden adoptar.

El proceso por el que la SCJN reconoció la constitucionalidad de los matrimonios entre parejas del mismo sexo surgió de la iniciativa promovida por Sociedad Unida por el Derecho al Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo en el Distrito Federal, coalición que agrupa a decenas de asociaciones relacionadas con los temas de equidad, género, estado laico, derechos LGBTTTI (Lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual), democracia y participación.

La coordinadora de dicha coalición, Lol Kin Castañeda Badillo, explicó a este medio que el proyecto presentado en septiembre de 2009 a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) fue planteado con la intención de actualizar la noción jurídica de matrimonio y armonizarla con otros artículos, mediante la homologación de la terminología referida a la pareja en el Código Civil y de Procedimientos Civiles del Distrito Federal. Se trataba de puntualizar la presencia de “cónyuges”, en vez del señalamiento “varón y mujer” proveniente del artículo cuarto constitucional (del año 1974); o del “concubino” en vez de “la concubina y el concubinario”, explicó la activista.

La iniciativa de la coalición Sociedad Unida propuesta a la ALDF tenía el propósito de lograr reconocimiento jurídico para el matrimonio entre personas del mismo sexo. El proceso derivó en una impugnación (llamada Acción de inconstitucionalidad) y una polarización con matices políticos (asambleístas del Partido Revolucionario Institucional cambiaron el sentido de su voto) y, sobre todo, en una argumentación de origen religioso promovida principalmente por el Partido Acción Nacional: ese “falso debate”, como lo calificó Castañeda Badillo, evidencia el propósito de discriminar al sujeto o a la pareja homosexual cuando se enfatiza su imposibilidad de adoptar como consecuencia de lo que se juzga como conducta inmoral, contra natura, perversa, etcétera, afirmándo sin bases empíricas que esto puede ocasionar “daños irreversibles” en el niño bajo custodia.

En la discusión sobre la “anormalidad” de la persona homosexual no han faltado las voces de agrupaciones de carácter conservador, tales como Renacer o Uno + una = matrimonio, sin contar las declaraciones del sector más agresivo de la Iglesia Católica como las conocidas en días pasados de boca del cardenal Sandoval Íñiguez y refrendadas luego por el vocero de la arquidiócesis, Hugo Valdemar. El Instituto Mexicano de Orientación Sexual, organismo también opuesto a la homoparentalidad, hace apología del supuesto daño que puede causar convivir bajo la tutela de una pareja homosexual, a pesar de mantener en su sitio un texto de Brenda García Hernández y Santiago José Ortega Serrano, “Adopción, deseo y crianza”, que contradice el argumento homofóbico de la incapacidad del homosexual para cuidar y educar sanamente a un menor: publicada el dos de agosto pasado, la investigación concluye: “La idoneidad de las parejas hombre-mujer no radica en el sexo de la pareja sino en el auténtico deseo de ser padres, aunado a las capacidades maternales y paternales de cada uno; la pareja homosexual no es una excepción”.

Con base en las anteriores creencias, en diciembre de 2009 los asambleístas del PAN solicitaron un candado a la adopción gay como requisito informal para considerar el matrimonio homosexual, apoyados por abogados católicos y jerarcas principalmente de la Iglesia Católica. Carlos Pizano, asambleísta del PAN, refería como argumento la generalización de que a las lesbianas no les interesaba adoptar; como ejemplo señaló a Enoé Uranga, diputada federal del PRD y lesbiana quien admitió no desearlo. Sin embargo Lol Kin, quien participa también como miembro de la organización Acción Ciudadana de Construcción Nacional (Acciona), recuerda que el tema del matrimonio y la adopción entre la población gay no es un tema de minorías, sino de democracia, pues en la ley se representan todos los miembros de la sociedad, sin exclusiones ni discriminación. La activista apuntó que “en México no podemos hablar de un solo modelo de familia” ni de que “todas las personas que adoptan están casadas. Las condiciones de compromiso y seguridad no están necesariamente unidas a una orientación sexual”.

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