23 de septiembre de 2009

Momentos de agravios e infamias

 Dr. David Velasco
Comentario Para Programa "Forma y Fondo"
23 de Septiembre 2009

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Sin caer en el catastrofismo, los días que estamos viviendo – junto con la tormenta que volvió a inundar los rumbos por donde vivo – son una larga lista de agravios e infamias que, para colmo, pareciera que todos y todas estamos dispuestos a sobrellevar de manera dócil y callada. Pero parece que no es así.

Una simple repasada a varios diarios del día, tanto nacionales como locales, dan cuenta de que la lista pareciera no tener fin. ¿Por dónde empezamos?

El debate del paquete económico es sólo una muestra. Con el pretexto de invitar a todo mundo a combatir la pobreza, se olvida que buena parte del susodicho impuesto se gasta en la burocracia y al campesino o al indígena le llegan, literalmente, migajas que, además de todo, divide a las comunidades y, en el caso más extremo, como en los pueblos indígenas que construyen sus autonomías, son consideradas como parte de la guerra de baja intensidad contra ellos

Por el otro lado, y ahí está el agravio y la infamia, a más de 50 empresas se les conceden estímulos fiscales, son los mal llamados regímenes especiales y, finalmente, no pagan impuestos. A la gravísima caída de los ingresos petroleros, el llamado oro negro, ahora se va contra los contribuyentes cautivos, con un impuesto contra la pobreza que generará, por lo menos, un millón de pobres más.

Por si fuera poco para indignarnos por esta injusta e inequitativa política fiscal que se nos quiere imponer, ahora estamos ante el asombro de que a un exprocurador de justicia de Chihuahua, cuya negligencia e ineptitud propició la impunidad contra los feminicidios que allá se cometieron, y se siguen cometiendo, se le ratifique como procurador general de la república, algo así, como alguien dijo por ahí, como poner al zorro a cuidar a las gallinas, que no serán ahora solamente las mujeres de Cd. Juárez y Chihuahua, sino de todo el país.
 Y en esto de la procuración de justicia, si bien nos alegrábamos de la liberación de la mujer indígena y pobre, ñañuh, Jacinta Francisco Marcial, acusada falsamente de secuestrar a seis agentes de la AFI, ahora nos indignamos por que la PGR descarta la reparación de los daños causados a Jacinta en más de tres años de cárcel.

Algunos dirán que son casos que nos resultan un poco lejanos aquí en Jalisco. Sin embargo, aquí bastaría sólo un botón de muestra para mostrar la parcialidad de la justicia: el caso de Nestor Alan Rodríguez Licea, muerto en un accidente vial hace ya casi tres años por dos jovencitos "hijos de papá" que recibieron un trato privilegiado de los responsables de hacer justicia.

Pura indignación provocan situaciones como esta, por no decir que se trata de otro caso de agravio y de infamia. Hay muchos otros casos, ahí están las víctimas de la represión a los damnificados del 22 de abril de 1992, o las víctimas de la represión de aquél mayo de 2004, y si no queremos ir demasiado lejos, las víctimas de la represión policiaca del mes pasado que protestaban contra los proyectos del macrobús. Y la lista es larga, aquí en Jalisco, pero sobre todo, en todo el país.

Quizá uno de los mayores agravios seguirá siendo el de un gobierno que nos miente, que nos quiere ver la cara de tontos, que chantajea con el argumento de que no hay recursos para beneficiar a los más pobres y que, por lo tanto, se requiere la aprobación del paquete económico que ahora discuten los diputados federales, o un gobierno que nos quiere asustar por aquello de que no tiene recursos para comprar las vacunas contra la influenza famosa, que por cierto, sigue haciendo estragos y no parece que nos impacte demasiado.

Un gobierno que, por otro lado, privilegia a los grandes contribuyentes, pero no precisamente del fisco, sino de sus campañas electorales… ¿cómo cobrarles ahora impuestos que, de verdad, pueden beneficiar a los pobres?

Es parte de la factura política. Y en el extremo de la infamia, cito palabras de dos expertos, los catedráticos Edgardo Buscaglia y Samuel González, asesores de la ONU:

“¿Cómo comienzas a combatir patrimonialmente a la delincuencia organizada, cuando esos dineros están en las empresas que financiaron tu campaña? ¿Cómo lo haces? La delincuencia organizada mexicana es la cara sucia del Estado; la delincuencia organizada mexicana es la cara sucia de los empresarios mexicanos más importantes que salen en las revistas continuamente, encumbrados en el poder con sus cárteles legales”.

No cabe duda, vivimos los tiempos de la infamia.

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