1 de noviembre de 2009

El PRD Jalisco sigue modelos revolucionarios que están agotados, indican en foro


Durante el primer Foro de Diálogo de las Izquierdas, Movimientos y Organizaciones Progresistas de Jalisco, los cinco ponentes abordaron, desde una postura crítica, las diferencias entre las organizaciones antisistémicas y las izquierdas aglutinadas en torno a organizaciones no gubernamentales o partidos políticos.

Por un lado, Juan Carlos G. Partida, de esta casa editorial, Pedro Mellado, del Grupo Reforma, y el académico del ITESO, Miguel Bazdresch, al referirse a la izquierda se centraron en la figura del PRD, que en Jalisco se mantiene “secuestrado” por el Grupo Universidad.

Según Partida, el sol azteca se ha alejado de las causas sociales, por lo que debe refundarse y cuestionarse esa dominación del Grupo UdeG.

Brazdresch lanzó tres cuestionamientos incisivos para el PRD: sobre su ideología, su conformación como partido político y su definición respecto a un proyecto constitucionalista. En su opinión, el PRD está lejos de la gente y no arropa ya la voluntad comunitaria.

Por su parte, Mellado, mostrando estadísticas que colocan a la gente de Jalisco como simpatizante de la izquierda, se preguntó porqué el PRD no ha logrado tener mayor aceptación y encontró la respuesta en la intervención del Grupo Universidad.

Para Rubén Martín, del diario Público, y para el académico de la UdeG, Jorge Regalado, la discusión de la izquierda debe llevarse hacia los movimientos antisistémicos.

Así, Martín señaló que el PRD no tiene remedio debido a que insiste en seguir los modelos reformistas y revolucionarios que están ya agotadas.

En su opinión, Jalisco es un sitio históricamente lleno de resistencias, como la de Mezcala o la del Cerro del Mixtón, pero aseguró que esa potencialidad de cambio social no se da en organizaciones políticas como los partidos, sino en las luchas antisistémicas y anticapitalistas que se organizan desde abajo.

Regalado recordó que en los últimos 40 años la izquierda en México ha necesitado reacomodarse en tres momentos: 1968, con el movimiento estudiantil y sindical; en 1988 tras el fraude electoral que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia del país, y en 1994, con el alzamiento zapatista.

Criticó a los partidos políticos que buscan supuestos cambios utilizando como argumento la democracia, y a los grupos que profesionalizan la ciudadanía y usurpan los movimientos sociales.

Ponderó la necesidad de distinguir entre las ONG, los grupos antisistémicos y las guerrillas. Desde su perspectiva, lo más importante de la izquierda sucede al margen de las elecciones.