17 de diciembre de 2009

Marginan a diputados en Cumbre: Muñoz Ledo

El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo (PT), acusó que hubo interés del gobierno de Calderón, para que la organización de la Cumbre del Cambio Climático de Copenhague, negara acreditar a la delegación parlamentaria que él encabeza en Dinamarca.

Muñoz Ledo, ex embajador de México ante la ONU, es integrante del grupo de legisladores del movimiento social que lidera Andrés Manuel López Obrador, que desconoce como presidente a Felipe Calderón y que apoya las propuestas radicales de la izquierda en México.

Por la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo encabeza una delegación a la Reunión de la Unión Interparlamentaria Mundial (UIM) de Dinamarca para analizar la temática del cambio Climático. Esta cumbre, de 220 legisladores de los cinco continentes, a la par de la que congregó a los jefes de Estado y de gobierno, resolvió "establecer un sistema de información sobre reformas legislativas en cada país".

Después de asistir a los trabajos de parlamentarios y de alcaldes de ciudades, la delegación que encabeza Muñoz Ledo se reunirá con líderes de organizaciones altermundistas que como en otros foros han estado al margen de las deliberaciones y cuya relevancia es fundamental en la solución de los problemas, dijo el legislador, en entrevista telefónica.

México fue el único Congreso que envió a Copenhague a dos delegaciones, la parlamentaria, en la que participaron cinco diputados, y otra que formó parte de la corte del gobierno en ese foro, dijo el legislador del PT.

La delegación que asistió a los trabajos de la Unión Interparlamentaria Mundial está integrada por Porfirio Muñoz Ledo (PT), Eric Rubio, José Ignacio Pichardo (PRI), Agustín Ibarrola (PAN) y Araceli Vázquez Camacho (PRD).

Los miembros de la UIM "están muy molestos por su falta de incorporación a las negociaciones de los gobiernos, que se llevaron a cabo en el Centro de Convenciones, en cuyos corredores estuvieron paseando los integrantes de la otra delegación, en la que estuvieron seis diputados, sin ninguna participación en los trabajos", señaló el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del San Lázaro.

Agregó: "La delegación mexicana (en Copenhague) se caracterizó por su gran interés, pero por su absoluta desconexión, porque algunos estábamos en el trabajo parlamentario y otros esperando en los corredores, a ver qué oían; el único Congreso del mundo que tuvo la humorada, el mal gusto de mandar dos delegaciones, fue el nuestro".

Explicó que la presencia de dos grupos de legisladores responde al hecho de que "Calderón no quiso que los representantes del Congreso mexicano estuviéramos en el Centro de Convenciones, y escogieron a un grupo de favoritos para llevarlos ahí, como integrantes del poder Legislativo".

Muñoz Ledo insistió en que las autoridades mexicanas, estuvieron en contra a que él estuviera en los trabajos centrales de la cumbre; "no querían que nosotros estuviéramos en la reunión de gubernamental.

En la reunión de parlamentarios, "los debates fueron muy fuertes, en torno de la tesis de que los gobiernos no pueden hacer nada ante la problemática del cambio climático, si no cuentan con los congresos".

Los legisladores tenemos que ejercer, abundó, nuestro papel de agentes políticos de la sociedad y de supervisores de los actos del gobierno y, desde luego, de responsables de aprobar las leyes con las que se han de mover los gobiernos.

A los legisladores, lamentó, el gobierno de México "no puede llevarlos como sus corifeos a una cumbre de la importancia de Copenhague, pues somos un poder aparte del Ejecutivo a nivel nacional y mundial".

Señaló que la forma de evitar el fracaso de las Naciones Unidas, es una reforma a la organización, ya que se trata de un sistema que surgió para evitar guerras entre países y en la actualidad el enemigo es una amenaza a la seguridad global. Además la gobernanza mundial está en riesgo.

Dijo que la realización en México, de la próxima cumbre del cambio climático, en 2010, será oportunidad para que se reúnan y deliberen por igual gobernantes, parlamentarios, representantes de la sociedad civil, así como alcaldes, en conexión, no más en la Torre de Babel que ha sido Copenhague.