19 de diciembre de 2009

Propuestas distractoras

Como el Moisés del éxodo judío, Felipe Calderón, le ha presentado al noble, sufrido y aguantador pueblo de México, 10 propuestas que no tienen nada de originales y sí la clara intención de provocar un debate político nacional que distraiga a la gente de los graves problemas económicos, de inseguridad y violencia en que se haya inmersa. O como lo expresó el polémico y colmilludo Porfirio Muñoz Ledo: “la propuesta tiene un sentido demagógico, no tiene pies ni cabeza, y con ella Calderón sólo quiere ganar la agenda nacional, hacer creer que es él quien quiere el cambio y que los legisladores son los que se oponen”.

Con la memoria todavía fresca de su accidentada asunción al poder, y como prevé la inevitable derrota de su candidato al cargo que dejará vacante el 1 de diciembre de 2012, Calderón Hinojosa quiere segunda vuelta electoral. Para ahorrarle dinero al pueblo, propone la reducción de legisladores federales, economías que también debiera buscar el propio Gobierno Federal adelgazando el aparato administrativo para que, como dicen los que saben, funcione mejor y cueste menos. El establecimiento de un mínimo de cuatro por ciento de la votación válida total emitida en una elección federal para que los partidos conserven su registro, mataría a la chiquillada, como las candidaturas ciudadanas atemperarían los excesos de la partidocracia imperante.

Para los académicos como Lorenzo Córdova, de la UNAM, a pesar de que algunas de las propuestas calderonistas son pertinentes y oportunas, sólo se trata de “parches” de una posible Reforma del Estado que es insuficiente porque hay hasta temas que significan una “regresión”, y el hecho de que exista la figura de reelección no garantiza “un replanteamiento del papel del Congreso, ni de sus atribuciones o facultades, ni están pensadas en una redefinición del equilibrio de poderes; es decir, son propuestas bastante deshilvanadas, producto de humores públicos”.

Para Denise Dresser, del ITAM, la presentación de esta iniciativa es “un intento desesperado” del presidente por dar la batalla y no sucumbir ante la posibilidad de que el PRI regrese al poder en tres años, y lo que está haciendo es “asumir una serie de definiciones cruciales que obligarán a los otros también a definirse”. Pronosticó que la apuesta de Calderón Hinojosa es que el PRI va a rechazar la mayor parte del decálogo para quedar así evidenciado como el partido que no está dispuesto a inyectarle rendición de cuentas al sistema.

Mientras que la diputada Josefina Vázquez Mota, coordinadora de la fracción panista, expresó su beneplácito por la iniciativa de Calderón, a la cual valoró como la plataforma de la modernización del sistema, su compañero de partido en el Senado, Gustavo Madero, dijo que los cambios propuestos por Felipe Calderón Hinojosa son incompletos, por lo que el Congreso de la Unión deberá poner de su parte para mejorarlos.

A sabiendas del agotamiento del tiempo legislativo de 2009, minutos antes de tomar el avión presidencial rumbo a Dinamarca en su enésimo viaje al extranjero, el presidente del empleo difundió su decálogo a través de los medios de comunicación con la clara intención de atraer hacia su muy mermada figura los reflectores en los últimos días de un año que ha sido para olvidar, pero alborotó el avispero político que en el próximo periodo de sesiones del Congreso le revirará como amerita.