3 de enero de 2010

Más impunidad: el caso Néstor Alan Rodríguez

Noche de copas y velocidad

Dos autos circulan por avenida Vallarta y exceden por mucho los límites de velocidad: juegan carreras. Sus ocupantes han tomado alcohol: ríen, expresan carcajadas y se divierten. El semáforo, al cruce con avenida Enrique Díaz de León, está en rojo. Los autos no se detienen. Se escucha un golpe. Un golpe duro. Un golpe que tiene olor a muerte. Y también a injusticia.

Inicia la impunidad

Él murió. Ellos lo mataron. Pronto llegaron las autoridades al lugar del “accidente”, al exacto cruce donde habían colisionado los autos grandes de ellos y el pequeño de él. Él estaba muerto. Ellos vivos. A los pocos minutos arribó el papá de uno de ellos: gente importante, “gente pesada”. Y las autoridades, desde ese momento, evitaron la culpabilidad de los asesinos, de quienes corrían (a gran velocidad y sin respetar señales básicas de tránsito) en sus automóviles; de quienes conducían alcoholizados y ese 26 de noviembre de 2006 mataron a Néstor Alan Rodríguez Licea.

Lo injusto

Christian Arias de la Torre y Francisco Xavier Álvarez del Castillo Íñiguez conducían, la madrugada del 26 de noviembre de 2006, el primero, una camioneta Dodge Ram y, el segundo, un Jetta. Ambos jugaban carreras sobre avenida Vallarta. Ambos mataron a Néstor Alan Rodríguez Licea, que se dirigía a su casa (ubicada a unas siete cuadras del lugar del percance) en un Volkswagen sedán blanco. Todo el proceso después del accidente estuvo lleno de irregularidades. Y es que Christian Arias de la Torre es hijo del entonces director de Comunicación Social del gobierno del estado, Fernando Arias Pérez. Este funcionario público, en persona, fue al lugar del accidente y desde ahí telefoneó, dio instrucciones e hizo valer su condición de influyente. Se falsearon datos, se alteraron actas ministeriales, no se les notificó a los familiares de Néstor Alan del “accidente” que había sufrido su hijo, las pruebas de alcoholemia se hicieron más de siete horas después de ocurrido el percance y un largo etcétera. Christian Arias de la Torre y Xavier Álvarez del Castillo no pisaron la cárcel. El papá del primero resultó eficaz para estos problemitas de su hijo. También fue importante que el periódico más longevo del estado de Jalisco no diera la noticia del “accidente”: Xavier Álvarez del Castillo pertenece a la familia dueña de dicho rotativo.

¿Defensores de derechos humanos?

Los familiares de Néstor Alan lucharon por todos lados para que la impunidad no se concretara. Fueron acá y fueron allá, recibieron apoyo de aquéllos y se reunieron con éstos. Todo lo intentaron. Cartas, pronunciamientos, manifestaciones, búsqueda de sensibilidad en las autoridades. ¡Todo! Y también acudieron a la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ). Ésta, tres años después del “accidente”, se pronunció. Y su pronunciamiento está vestido de cinismo: y huele a impunidad.

El 30 de diciembre del año pasado, cuando muchos andaban fuera, cuando eran vacaciones y todos preparaban comidas y cenas y se olvidaban un poco de las noticias, la CEDHJ decidió dar una recomendación sobre el caso de Néstor Alan Rodríguez. Fue una recomendación al procurador de Jalisco, Tomás Coronado Olmos, y al titular del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), Claudio Isaías Lemus, para que ponderaran si aceptan o no la existencia de “abuso de autoridad” y “responsabilidades administrativas” de algunos de sus funcionarios menores. Tan importante fue esta recomendación que aún hoy, 3 de enero, no se encuentra publicada en la página electrónica de la CEDHJ.

En la recomendación se da a entender que las irregularidades las cometieron funcionarios menores de motu proprio. Se exculpa a quienes ordenaron modificar y ocultar documentos y no se relacionan estas anomalías con las sentencias dadas a Christian Arias y Xavier Álvarez del Castillo. No se habla de impunidad ni de influyentismo. Ante recomendaciones como ésta, uno se pregunta, ¿para qué sirve la CEDHJ?, ¿acaso a su presidente, Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, no le pasará por la cabeza que la recomendación dada es, sin duda, una afrenta a la inteligencia?

Impunidad y cinismo

La justicia en México es caprichosa: castiga a los jodidos y establece, formaliza y legaliza la impunidad de los poderosos. El caso de la muerte de Néstor Alan Rodríguez Licea es emblemático. Un juez decidió que Christian Arias de la Torre y Xavier Álvarez del Castillo habían asesinado a Néstor Alan de manera “imprudencial” y sin “agravantes”. La fianza de 205 mil pesos fue pagada rápidamente. Ellos, Christian y Xavier, no pisaron la cárcel: pertenecen a familias –como lo mencionó alguna vez un trabajador del IJCF– “muy pesadas económica y políticamente”.

Después vino la CEDHJ y, con el anuncio de su recomendación “no vinculatoria”, puso un granito de cinismo y de impunidad más en el caso. Néstor Alan murió. Pero no murió en un accidente, sino en un acto de irresponsabilidad de dos juniors. Ellos sonríen (basta mirar sus perfiles en una popular red social cibernética). Sí, sonríen. Y en sus sonrisas se dibuja (nítida, muy nítida) la impunidad.

jorge_naredo@yahoo.com