10 de agosto de 2010

Matrimonios del mismo sexo enfrenta a senadores

En cuanto a la postura de la Iglesia respecto a las "bodas gay" en el Senado de la República hubo diversas opiniones. La senadora del PAN, Teresa Ortuño, se sumó a la postura de la Iglesia Católica en el sentido de que esas uniones son "aberrantes"; en tanto el senador del PRD, Pablo Gómez, acusó a la Iglesia Católica de no aceptar "actualizaciones" conforme avanza la democracia, donde son las mayorías las que mandan.

El senador del PRD, Pablo Gómez dijo que la Iglesia siempre se mete en todos los asuntos de la sociedad y el mundo. La jerarquía católica, dijo, siempre critica las leyes del país o la Constitución y nadie le dice nada.

Consideró que se tendría que modificar la Carta Magna para que ésta no se viole todo el tiempo.

"Para mí deberían tener el derecho, como cualquier otro ciudadano, de criticar las leyes del país, pero abiertamente", señaló el senador del PRD.

Dijo el senador Pablo Gómez que lo que percibe como cuestión de fondo es que la alta jerarquía católica, mayoritariamente, no está dispuesta a reconocer a la democracia como el medio o método para dirimir las diferencias de opinión que existen en la sociedad.

"Yo acepto que haya personas, que odien los matrimonios entre personas del mismo género, pero el asunto se tiene que dirimir en el plano de la democracia, la mayoría legislativa que tiene el poder para hacer las leyes ha decidido que haya matrimonio del mismo sexo, punto. Y ellos no aceptan el principio de la mayoría e invocan la ley de Dios".


A su vez, la senadora panista, Teresa Ortuño, integrante de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, señaló que la naturaleza ha definido las cosas con mucha sencillez y sí, las personas que tienen una inclinación homosexual deben tener garantizado el respeto a que puedan vivir como quieran, incluso deben dárseles ciertas garantías legales de que nadie les va a impedir hacer lo que gusten, pero equiparar esa unión al matrimonio, "me parece un despropósito y tengo mi opinión de que son aberrantes".

Reiteró que no es equiparable el matrimonio entre un hombre y una mujer, a la unión de dos personas homosexuales, que no siempre tienen el interés de establecer una unión permanente y verdadera.

Señaló que si la Suprema Corte ya determinó que hay que respetar estas uniones, se tiene que acatar la resolución, pero "uno puede libremente tener su propia opinión y expresarla con toda libertad, sin ningún impedimento, esa es la democracia".


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