8 de diciembre de 2010

Marranos impunes || Ricardo Salazar

Entre más detalles se van conociendo sobre los malos manejos de los diputados de la pasada legislatura en Jalisco, más crece el nivel de indignación por saber que todas esas marranadas no serán castigadas. ¿Por qué? Porque nuestro sistema político está diseñado para que las ratas queden impunes.

En muchas ocasiones se ha visto que hay políticos que hacen tranzas con singular alegría, se revuelcan en el lodo ante la vista y complicidad de todos a los que reparten mochada si es necesario. Luego el caso alcanza el nivel de escándalo, sale en la prensa, todo el mundo se enoja, la presión pública hace que se turne a la autoridad correspondiente, ésta hace como que investiga y declara que no hay materia para sentar en la silla de los acusados al susodicho ratonzuelo, o si encuentra materia lo pone a disposición de una comisión de honorables diputados que al final, por orden de su partido o por iniciativa propia (que para eso sí la tienen), intercambian el perdón a uno de los rojos, por el perdón para un azul o amarillito y todos contentos.

Todos contentos, menos los ciudadanos a los que nos siguen viendo la cara de idiotas diciendo que ahora sí se van a portar bien los unos, o que son la opción de cambio los otros (y luego viceversa), pero lo cierto es que terminan actuando igual: todos los partidos solapan, perdonan y estimulan la corrupción. Y esto no deja de estar jodido, porque cuando uno pensaba que el nivel de mierda había alcanzado el máximo en la vida política del estado, salen escandalitos peores que terminan por opacar al anterior, que de todas maneras quedan impunes.

Y entonces el ciclo se repite. En su cabecita de ratitas cómplices y comparsas de más ratitas, están claros que no les va a pasar nada si toman poquito de aquí y muchito de allá para construirse se casita, para ampliar la que ya tienen, para pagar sus campañas o deudas personales y ¿por qué no?, hasta para dar dinero a la familia, que para eso son poderosos y los elegimos para que hagan con el dinero público lo que se les venga en gana ¿qué no?

Saben perfectamente que basta con que le chillen a su líder moral, al presidente de su partido o a algún cuate al que le hicieron un favor, para que todos se hagan ojo de hormiga. Eso los más pendejos, porque los más perversos, saben que robarán y robarán al tiempo en que le llevan registro de las tranzas al de enfrente, para que, en caso de ser necesario, se frene una acción contra ellos bajo la amenaza de exhibir las lindezas de los otros.

Lo que no deja de ser decepcionante es que a este juego le han entrado todos, los de los grandes partidos con grandes intereses y los de pequeños partidos que no representan a nadie, pero que igual se despachan con la cuchara grande.

Bien se sabe que de nada sirve porque tienen poca, pero hay que apelar a la conciencia de los actuales diputados para romper este círculo vicioso; tienen ante sí la oportunidad histórica de poner un hasta aquí y aplicarles a los diputados anteriores, de neta, esa frase que se les llena la boca al pronunciar: “todo el rigor de la ley”. Ojalá y manden a la cárcel a uno o varios de esos hijos de su re tal por cual que protestaron cumplir y hacer cumplir la ley, pero que hicieron lo contrario: violarla masivamente.

Aunque no hay que engañarse, porque si hay un gremio en el que aplica aquella máxima de “perro no come perro” es el de los políticos; cuando de repente surge uno que hace gala de un poquito de integridad y exhibe las porquerías de sus colegas es condenado al claustro del olvido; de la marginación que da vivir fuera del presupuesto. Ello explica, pero no justifica que hasta hoy no haya ningún machito en el Congreso que se haya fajado los pantalones para perseguir a los autores del chiquero que les dejaron. Saben que fueron puestos ahí para cuidar intereses y ese es un “valor” que ellos respetan mucho y llaman “lealtad”.

De manera pues que una vez más hay que irnos preparando para una gran decepción por parte de nuestros políticos locales que demostrarán su verdadera estatura al dejar impunes a los que o los pusieron donde están, o les deben favores, o les deberán un favor para el futuro, porque esos sí que los saben cobrar. Y ya se sabe que su piel es gruesa y les importa poco, pero igual hay que decirles a esos que están por convertirse en promotores de la impunidad que nos vemos en las urnas en el 2012.

Grava

1.- Escribo todo esto con la esperanza de que me callen la boca y me hagan comerme cada una de sus palabras. Al tiempo.

2.- ¿Cuál es el último político castigado que recuerda el lector? Al escribiente sólo se le viene a la mente Jorge Vizcarra, quien si bien fue a parar al tambo, ya anda muy campante por las calles. Fuera de él ¿quién?

Twitter: @salazargdl

rsalazar85@hotmail.com

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