21 de diciembre de 2009

MARCELO, AMLO Y EL 2012 - Ricardo Monreal

Intro:
        El desafío más importante está en otro lado:
superar el asedio, la estrangulación y el desgaste
financiero, político y mediático que han echado a andar
PAN y PRI para quedarse con el gobierno del DF en el
2012. No pasarán.


En Oaxtepec, en la clausura del congreso nacional del PRD, el jefe de gobierno del DF, Marcelo Ebrard, recordó el axioma básico para que la izquierda pueda competir con posibilidades reales en la elección presidencial del 2012: “Para quienes están esperando que nos dividamos, para quienes están promoviendo que nos confundamos, les decimos desde nuestro congreso: ni nos confundimos ni nos vamos a dividir y ahí vamos a estar en el 2012, y los vamos a derrotar...No les voy a dar el gusto de una ruptura, porque en una ruptura solo trabajan el PRI y el PAN, eso no lo voy a hacer”.

Marcelo Ebrard y AMLO son las dos figuras mejor posicionadas para encabezar no solo la candidatura del principal partido de la izquierda mexicana, el PRD, sino una alianza más amplia de partidos, organizaciones y movimientos sociales que puedan representar una verdadera opción de cambio frente al PAN y al PRI. En la encuesta más reciente de Consulta Mitofsky se confirma esta percepción. De un conjunto de 15 aspirantes de todos los partidos, AMLO y Ebrard están entre los tres más conocidos en el país, junto con el priista Peña Nieto (93.3 y 63.9% de conocimiento respectivamente). Mientras que las preferencias para ver quien es el candidato presidencial de la izquierda se distribuyen de la siguiente manera: AMLO reporta el 51.5% de las preferencias de simpatizantes y militantes perredistas, frente a 28.6% de Ebrard. Pero a población abierta los porcentajes se mueven: 26.8% prefieren a Ebrard, frente a 22.5% de los ciudadanos que prefieren a AMLO.

La clave radica, en efecto, en la forma como se elija al candidato de la izquierda y se procese un acuerdo de unidad. Las elecciones internas como mecanismo de selección están sumamente desprestigiadas, desgastadas y superadas. Producen todo lo contrario de lo que debieran generar: deslegitimación, división y encono. Por ello, el mecanismo de las encuestas se ha ido perfilando como el método menos malo (no el perfecto) para postular a los candidatos mejor posicionados, que suelen ser aquellos que reúnen tres cualidades: los más conocidos, los mejor evaluados y los que más votos reportan a sus partidos. Este es el método que desde ahora se perfila como el indicado para que el PRD y el conjunto de organizaciones de izquierda postulen un candidato competitivo, con posibilidades real de contender a la presidencia en el 2012. AMLO o Marcelo, quien esté mejor posicionado en esos estudios demoscópicos, será el candidato.

PRI y PAN no sólo trabajan a favor de una ruptura en el PRD, sino a todo un esquema de implantación de un sistema bipartidista en el país. Es el esquema conservador de alternancia política que diseñaron ambos partidos en la década los noventa para turnarse el poder público, sin necesidad de cambiar los fundamentos del poder económico y de la política económica en las últimas dos décadas.

En este esquema de democracia de apagador (donde un partido cumple la función de “On” y el otro la función de “Off”, sin cambiar el voltaje de la lámpara) sólo hay lugar para una “izquierda responsable”, con un 15 o 17% de preferencia electoral, que no se proponga la revisión del modelo económico. En cuanto esa izquierda rebasa el 33% o más de las preferencias ciudadanas, se vuelve automáticamente “un peligro para México”.

Este modelo conservador de alternancia del poder requiere de un sistema bipartidista de facto. Y este esquema bipartidista pasa a su vez por minar, debilitar y arrebatar a la izquierda su principal bastión político: el gobierno de la Ciudad de México. En eso están precisamente ahora el PAN y el PRI: en estrangular presupuestalmente al gobierno de la capital, reduciendo significativamente sus recursos públicos; en dinamitar políticamente al gobierno de la ciudad, inflando y azuzando a “Juanito” en Iztapalapa; y alentando una confrontación entre Marcelo y AMLO rumbo al 2012.

“¿Qué la falta a Ebrard?”, preguntaba Ciro Gómez Leyva para que el jefe de gobierno despunte y consolide en la ruta presidencial. ¿Le falta partido?, sí. ¿Le falta estructura territorial?, también. ¿Le estorban AMLO y el PRD?, no creo, porque hay conciencia de los costos de una ruptura.

El desafío más importante está en otro lado: superar el asedio, la estrangulación y el desgaste financiero, político y mediático que han echado a andar PAN y PRI para quedarse con el gobierno del DF en el 2012. No pasarán.
Ebrard tiene estrategia, talento y talante para superar esta nueva embestida. Está en juego más que una candidatura o el gobierno de la capital. Está en disputa la posibilidad de que el país realmente salga del fondo de la crisis con una izquierda unida, o que se hunda más en una crisis de fondo, asentándose en la nación un bipartidismo conservador y oligárquico.

ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx

Fuente