10 de enero de 2010

La vida más cara y los sacrificados

Un caso

Ayer Rosa pagó cuatro pesos más en el transporte que la lleva de su casa al trabajo y del trabajo a su casa. Eso la pone triste. Y también desesperada. Ella no está interesada en la política ni piensa que el voto le haga mejorar su vida. Tampoco supone que la llegada del PRI a la alcaldía de Guadalajara la saque de la pobreza que ha habitado desde siempre. Rosa trabaja. Sus recuerdos están llenos de imágenes que la muestran laborando. No sueña con viajes al extranjero ni con nuevos aparatos electrónicos, no desea una mansión moderna ni el éxito o la fama. No. Ella aspira a no enfermarse y seguir trajinando, hasta que las piernas, sus piernas, no puedan más; hasta que sus manos (que se ponen holgazanas cuando el frío crece) no se muevan ya; hasta que la vista se le vaya de sus ojos. Para Rosa, pagar cuatro pesos más, todos los días, por ir al trabajo y regresar a su casa, le duele. La pone triste. Y también desesperada.

La pobreza

Los pobres son mayoría: y la mayoría de los gobernantes no les hacen caso. Aunque ellos, los que visten de traje y dicen estar siempre cercanos al pueblo, digan lo contrario. El alza en Jalisco del transporte público afecta a los más humildes. Olga, hija de Rosa, tiene una niña pequeñita y dos niños ya creciditos, uno de cinco y otro de diez años. Su esposo es albañil, pero ahora el trabajo anda escurridizo. Y ella, Olga, labora donde puede para sobrevivir. A veces ayuda a Rosa. Y a veces Rosa la ayuda. Se apoyan mutuamente. El incremento en el transporte público les afecta. Y mucho. Para ir a visitar a su mamá, Olga paga 24 pesos (ida y vuelta) si lleva a sus dos niños y su bebé. Los pequeños pagan tres pesos (de cinco a doce años ésa es la tarifa). Si quisieran ir Olga y sus hijos a visitar todos los días a Rosa, tendrían que erogar, por semana, 168 pesos. Al mes pagaría 672. Solamente en transporte.

Y los precios suben…

Las cuentas no salen. Claro, no salen para los pobres. 2009 ha sido año de alza tras alza y más alzas. Todos los precios de los productos básicos y no básicos se han incrementado: el aceite, el huevo, el pan, el médico, la cerveza, el gas, la marihuana, el jitomate, los frijoles, los limones, las medicinas, las pilas, los pañales, los jabones, la luz, el cigarro y un largo etcétera. Olga lo experimenta todos los días. Y se indigna cuando escucha en las noticias que en otros lugares apenas se aumentará el precio de la tortilla: “Dicen que en la ciudad de México va a subir la tortilla, pero aquí desde cuando ya nos las están dando caras. Aquí ya vale 10 pesos el kilo. Allá está más barata”. Ella compra un kilo al día para sus hijos y su esposo. A veces les alcanzan, a veces se quedan con hambre. Y es que no hay que derrochar recursos. El día de Olga, solamente en transporte de su casa al trabajo, le cuesta 24 pesos. Al mes eroga alrededor de 600 en dicho rubro. Sin contar el transporte de sus hijos. Ella gana 3 mil pesos cada treinta días.

Sacrificios

Felipe Calderón, el viernes pasado, argumentó que todo va viento en popa. Dijo ante embajadores y cónsules: “¿Cuál fue la inflación de México en 2009? 3.57 por ciento, la segunda más baja de la historia nacional. El salario mínimo el año pasado aumentó cuatro y medio por ciento, la inflación fue de 3.57. De tal manera, señores, que sí, tuvimos una crisis, la más severa, pero les puedo asegurar, por una parte, que hicimos lo que ética y de política pública podríamos hacer, que era atenuar sus efectos, ¡y los atenuamos!” Olga seguramente discreparía de esta percepción. Rosa también. En los últimos años han visto cómo la vida se les va y ellas continúan habitando la pobreza. Abajo, en los humildes, el triunfalismo de haber derrotado “la peor” crisis económica no se comparte.

Calderón pide sacrificios. En su mensaje de felicitaciones por año nuevo, anunció: “ha sido necesario tomar decisiones muy difíciles, decisiones que, soy plenamente consciente, implican grandes sacrificios para todos. Sin embargo, quiero decirles que esos sacrificios son, precisamente, los que nos permitirán este año alejarnos de muy serios peligros financieros para el país y, sobre todo, se verán reflejados en una mejor atención a las principales demandas de la sociedad”. Rosa y Olga, y decenas de millones de personas en México, se han sacrificado desde que nacieron. Calderón les pide que sigan inmolándose.

Más y más golpes

2009 fue un año duro económicamente. 2010 se mira aún más duro, más lleno de “sacrificios”, más pletóricos de injusticias y desigualdades. El alza en el transporte público en Jalisco afecta a los más humildes. Y además: se continúa brindando un servicio deficiente, caro, denigrante y sin planeación. Con el alza en el pasaje del camión y de los energéticos, los precios de la mayoría de los productos se incrementarán. ¿Cuánto tiempo más resistirá la gente?, ¿cuántas privaciones se soportarán?, ¿cuánta hambre se quedará callada?, ¿cuántas lágrimas se volverán silencio? ¿Cuándo se pedirá justicia, simple justicia?