4 de marzo de 2010

Si quiere ser jilguero de Calderón, que renuncie, exigen profesores y políticos

Severas críticas provocaron entre políticos y profesores las declaraciones del secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, acerca de que la democracia mexicana es tonta porque no se permite la relección de legisladores.

Es una pena que un intelectual como él no tenga mejores argumentos para defender la reforma política de Felipe Calderón, señaló el senador Francisco Arroyo (PRI); mientras Ricardo Monreal (PT) sostuvo que más tonto es quien se subordina a un cacicazgo sindical y quien no hace nada para mejorar el nivel educativo del país.

En San Lázaro, diputados de PRD y PT reprocharon la simpleza e inocentada de Lujambio, porque él, como consejero electoral, contribuyó a fortalecer el régimen de democracia participativa que hoy desprecia.

Profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) señalaron que sólo quien desconoce la democracia y no la practica puede realizar declaraciones tan torpes y equivocadas cuando el país se cae a pedazos por una clase política incapaz e ignorante.

Docentes del valle de México y del Distrito Federal consideraron inaceptable que el titular de la SEP se convierta en el jilguero en turno del gobierno federal para defender su reforma política. Pedro Ramírez Vázquez, dirigente de la sección 36, enfatizó que Lujambio cae en una lectura miope de la política y contradice su propio dicho de que la educación sería la prioridad en su actividad pública.

José González Figueroa, profesor fundador de la CNTE con 42 años de servicio, exigió al secretario que asuma sus responsabilidades con el sistema educativo o que renuncie y opte por ser soldado del gobierno en turno y de sus intereses políticos.

En el Senado, el perredista Arturo Núñez indicó que la democracia es eficaz o ineficaz, nunca tonta. Monreal consideró que debe exigirse a Lujambio que se dedique a la responsabilidad que tiene al frente de la SEP y si no, que renuncie y se meta de lleno en la política o a defender las iniciativas de Calderón.

El senador Francisco Labastida (PRI) señaló que la frase del titular de la SEP está gramaticalmente mal estructurada, ya que a una democracia no se le puede calificar de tonta; en todo caso, puede haber políticos tontos o listos.

Estela Damián, presidenta de la Comisión de Vigilancia en San Lázaro, demandó al funcionario seriedad y profundidad argumentativa, porque si bien todos aceptamos que la democracia en México debe ser renovada para hacer frente a las necesidades de la sociedad, no es con declaraciones chabacanas como se aportará a fortalecerla.

El diputado Mauricio Toledo (PRD) acusó a Lujambio de prestarse a una estrategia mediática promovida desde la Presidencia de la República para reprochar y criticar los instrumentos políticos que ha consolidado a lo largo de los años la democracia mexicana. Eso se llama cinismo, porque él formó parte de uno de los órganos democráticos más importantes del país y ahora descalifica la naturaleza del sistema que defendió.

El coordinador de la bancada del PT, Pedro Vázquez, dijo que la declaración de Lujambio carece de sustento: al secretario una vez más le falló el oficio político, y con una postura tan vaga y difusa del significado de democracia nos manifiesta que la defensa de ésta en sus manos no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir a los embates de la derecha, a la que él pertenece, no por convicción sino por interés y chambismo.