28 de julio de 2010

Zona Rosa, Zona Roja || Ricardo Salazar

Computadoras arrebatadas a sus dueños de la mesa de un café, ciclistas cazados para despojarlos de su medio de transporte, peatones golpeados y robados, negocios saqueados, asaltos a mano armada a una cremería, un café y un restaurante, cristalazos, rode autopartes y hasta la desaparición de autos completos. Estas son apenas algunas de las historias que en los últimos meses le ha tocado vivir a quienes habitan, trabajan o visitan la Zona Rosa, zona que hasta hace poco era considerada tranquila y apacible y hoy se ha vuelto un nido de delincuentes.

Cansados de esta situación, que se ha vuelto cosa de todos los días, un grupo de comerciantes y vecinos se ha puesto a reunir firmas para pedir al ayuntamiento de Guadalajara una solución. Desde hace un par de semanas se puede firmar el documento en La Nacional, La Cafetería, el Mezzo Café, negocios todos que ya han sido víctimas de la ola delictiva que aqueja a la colonia Americana y los cientos de rúbricas le serán entregadas al alcalde, Aristóteles Sandoval.

El ejercicio como tal resulta relevante porque da muestra de lo que un grupo de ciudadanos organizados puede lograr. Al darse cuenta de que los delitos iban en aumento, algunos de los afectados convocaron a sus conocidos y llevaron a cabo una junta en La Nacional para determinar juntos qué hacer para revertir la situación. En lugar de vivir con miedo, decidieron unirse y buscar alternativas para recuperar ese espacio apacible que solía ser la hermosa colonia arbolada de las grandes casas.

De esa junta comenzaron a surgir propuestas muy interesantes sobre lo que debe hacer la ciudadanía para recuperar sus espacios públicos.

Además de la junta de firmas, se acordó recabar historias de hechos delictivos para dar herramientas a la autoridad respecto al modus operandi de los delincuentes y para que se determine si hay algún punto que sea particularmente peligroso. Esas historias le serán entregadas al alcalde esta semana junto con las firmas.

Además se realizó un listado multidisciplinario de todas las cosas que se deben hacer para recuperar la tranquilidad. Algunas obvias, como que se incrementen los rondines policíacos, y otras más complejas como declarar zona turística a Chapultepec y sus alrededores para que se asigne al lugar a un escuadrón de ciclopolicías para cuidarlo. Pero también se contemplan otras acciones como determinar los puntos oscuros y poner ahí más alumbrado público o podar los árboles que por su follaje se vuelven refugios seguros para los delincuentes.

También se pide al alcalde que se sitúe un módulo de la policía en la colonia, y que los llamados de los vecinos que denuncian sean atendidos con prontitud porque ha habido ocasiones en que los uniformados llegan hasta 20 minutos después (o sea, ya pa qué). Se pide también que en la madrugada se incrementen los rondines, y lo más importante: que se realice trabajo de inteligencia en la zona para determinar si hay una o varias bandas de delincuentes que ya se los agarraron de puerquito.

En la carta se pone en claro, que no se trata de afectaciones aisladas, sino de un fenómeno que como conjunto afecta la imagen y la economía de la ciudad. En la misiva al alcalde se ponen los puntos sobre las íes: “Los negocios sufrimos pérdidas materiales y clientela, las personas que habitan ahí pierden su patrimonio, traduciéndose esto en una sensación de inseguridad y miedo en conjunto para todos. Este tipo de situaciones y problemas requieren de su atención efectiva e inmediata, pues están afectando la seguridad, la economía y la imagen de esta reconocida zona de nuestra ciudad”.

Por su parte, los colonos y comerciantes, además de estas exigencias a la autoridad, están poniendo su propio granito de arena para que la tranquilidad regrese a la zona. Algunos como La Cafetería y la Tetería han puesto seguridad privada por la noche. Otros están colocando cámaras y han reforzado sus sistemas de seguridad y hay grupos de vecinos que se están reuniendo para acordar estrategias de autoprotección como usar silbatos y estar alerta para llamar a la policía en caso de ser necesario.

Con todo esto se está sentando un importante precedente en la ciudad, porque en lugar se cruzarse de brazos o esperar pasivamente a que las cosas cambien o la autoridad haga algo, los vecinos han pasado a la propuesta y a la acción. En lugar de paralizarse por el miedo, han decidido que el “¡Ya basta!” se vuelva una realidad.

Se espera que el alcalde Aristóteles Sandoval sea lo suficientemente sensible para atender la petición y que este sea un ejemplo que sigan otros vecinos, colonos y comerciantes de zonas azotadas por delincuentes ocasionales, traviesos y organizados, para recuperar el espacio público que nos pertenece a todos.


Grava

1.- Sí, yo soy uno de esos casos. Hace meses fui asaltado en mi bicicleta una noche de domingo en La Paz y Colonias. Un tipo me golpeó, me quitó el iPod y el celular. El sujeto de complexión ancha de unos treinta y tantos años escapó en un auto Stratus 2006 verde manejado por un cómplice. Por eso ya firmé.

rsalazar85@hotmail.com

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