22 de septiembre de 2010

Centenario de la #UNAM ... y la educación pública | David Velasco #Iteso









Maestro David Velasco académico del ITESO
en su participación semanal 
En el programa Forma y Fondode RadioMetropoli
Con los periodistas





Radio Metrópoli. 22/09/2010.

Este miércoles 22 de septiembre, la UNAM cumple sus primeros cien años. Momento crucial para reflexionar en torno a la belicosidad de los gobiernos en los últimos casi treinta años, cuando el presupuesto público para la educación media superior y superior se regatea al grado de condicionar los recursos económicos a resultados como si fuera una empresa de alto rendimiento económico. Hablar de la UNAM, aquí en Guadalajara y su zona metropolitana, supone aludir de alguna manera a la segunda universidad pública del país, la Universidad de Guadalajara. Realidades muy distintas, con características propias cada una, el caso es que la UNAM y la UdG son proyectos universitarios amenazados y que debemos defender con la mayor claridad y lucidez que seamos capaces. Se pone en juego el futuro de la gratuidad de la educación pública.

De más está reconocer toda la numeralia que adorna a la UNAM, además de ser la mejor universidad latinoamericana y estar entre las cien mejores universidades del mundo. Sin embargo, los intereses privados, los mercaderes de la educación, entre los que se encuentran funcionarios de los gobiernos federales de los últimos años, no dejan de expresar sus críticas de todo tipo, cuestionando su nivel académico, la corrupción de sus trabajadores y, punto clave de los debates, el uso transparente del presupuesto público.

Afortunadamente, entre sus mayores virtudes, la UNAM se destaca como un espacio de real autonomía para el desarrollo del pensamiento, la investigación, el debate público y el ejercicio de la libertad de expresión. Estas virtudes, por supuesto, molestan e incomodan a los gobiernos. Desde el movimiento estudiantil del ’68, que tuvo como protagonistas principales a las comunidades de la UNAM y el IPN, a los que se sumaron otros centros de estudios superiores, hasta la fecha, pasando por diversos movimientos como la huelga más reciente en defensa de la gratuidad de la educación superior, el enfrentamiento, con diversos tonos, entre la UNAM y los gobiernos federales ha tomado diversos tonos, pero se ha traducido en una disminución progresiva del presupuesto federal a la educación superior. 

Dejamos a otros que nos den cantidades más precisas, en términos reales, para encontrarnos con una de las más crudas realidades de la educación superior en México: el crecimiento exponencial del número de rechazados y rechazadas de la educación superior pública. Muchos dirán que esto ha sido en beneficio de una mayor calidad de los estudiantes que sí logran entrar en la UNAM, o en cualquiera de las universidades públicas. Lo cierto es que la proliferación de las llamadas “universidades patito”, se ha convertido en uno de los mayores negocios... en manos, muchas veces, de funcionarios y exfuncionarios de las universidades públicas. Entonces, nos encontramos con una paradoja. La justa presión por el aumento significativo del presupuesto para la educación superior, con el consiguiente beneficio del aumento en la matrícula y la disminución de los rechazados, pero por el otro lado, el aumento y la consolidación de las “universidades patito”, propiedades de los mercaderes de la educación.

En defensa de la UNAM, y de todo el sistema público de educación superior, está en la trascendencia de formar a los profesionales que requiere el país, en ciencias, tecnologías, ingenierías y humanidades. Nos quejamos y sorprendemos de los graves problemas por los desastres naturales, pero si vemos a fondo, tales desastres son también fracasos humanos, porque no tenemos los ingenieros con la capacidad de prevenir inundaciones. Nos asustamos de la epidemia de la gripe H1N1, pero casi nadie se sorprendió de que no tuviéramos a los científicos con la capacidad de fabricar la vacuna requerida. Y si de seguridad pública hablamos, no tenemos los policías capacitados profesionalmente, con estudios universitarios. Ya no digamos de la catástrofe económica que padece el país y las desigualdades en la política fiscal. Requerimos hoy más que nunca, hombres y mujeres formados en las universidades públicas realmente comprometidos con el país. ¡Felicidades UNAM y universidades públicas!

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