7 de enero de 2010

La incompetencia de Calderón

México ha tenido gobernantes populistas (Lázaro Cárdenas), borrachos y sanguinarios (Victoriano Huerta), mujeriegos (Adolfo López Mateos), asesinos (Gustavo Díaz Ordaz), corruptos (José López Portillo), astutos y oligarcas (Carlos Salinas de Gortari), globalifílicos (Ernesto Zedillo), imbéciles (Vicente Fox), pero pocos gobernantes del país han sido tan ineptos e ineficaces como Felipe Calderón Hinojosa.

No es que el país estuviera de maravilla cuando terminó foxilandia, pero no se encontraba en el estado de devastación, tal como se encuentra ahora. Aquí apenas algunos datos:

  • Violencia: en 2009 hubo 7,724 asesinatos ligados al crimen organizado. Esa cifra representa 15.4 muertos diarios, cuando en 2005 el promedio fue de tres veces menor (Nota 1 enero 2010). En tres años de gobierno de Calderón han muerto 16,205 personas en la absurda “guerra contra el narcotráfico”.

  • Economía: 2009 fue, en términos económicos, el peor en 90 años: El producto interno bruto (PIB) del país creció 1.6 por ciento anual en la década pasada, casi la mitad del crecimiento de la década de 1930 (cuando ocurrió la Gran Depresión), y a tasas cuatro veces menores que en la década de 1970.

  • Remesas: entre 2006 y 2008 el número de trabajadores que enviaba dinero a México desde Estados Unidos cayó de 12.6 millones a 9.4 millones; 3.2 millones de trabajadores dejaron de enviar dinero regularmente a sus familias (El Economista, 6 enero 2010).
  • Paraíso de especulación: tanto con Fox como con Calderón, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) ha sido un paraíso para los especuladores globales. Entre 2004 y 2007 el rendimiento en dólares que pagó la BMV fue de 247.2, la segunda entre trece bolsas de valores del mundo.
  • Paraíso fiscal: las grandes empresas de México pagan en promedio, 3 por ciento de sus ingresos anuales netos (según un reporte del diputado petista Mario di Costanzo); un asalariado paga diez veces más de impuestos que las grandes empresas.

  • Sistema político carísimo: el sistema electoral y de partidos de México es lo de los más caros del mundo. De 2000 a 2009, el presupuesto público federal ejercido y aprobado para el IFE, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la fiscalía para delitos electorales ha costado a los mexicanos 93,522 millones de pesos (mdp).
  • Costo de la vida: Según economistas del ITAM y de la UNAM “al finalizar 2010 los mexicanos habremos perdido 51 por ciento del poder adquisitivo desde que Felipe Calderón es presidente” (Nota, 5 enero 2010).
  • Nueve familias frente 8.6 millones de mexicanos: la revista Forbes publica cada año el listado de los empresarios que tienen fortunas superiores a los mil millones de dólares. En 2009 aparecieron nueve mexicanos: Carlos Slim Helú, Alberto Bailleres, Ricardo Salinas Pliego, Jerónimo Arango, Germán Larrea Mota Velasco, Roberto Hernández Ramirez, Joaquín Guzmán Loera, Emilio Azcárraga Jean y Alfredo Harp Helú. Estas nueve personas o familias tienen en conjunto una fortuna de 55,100 millones de dólares, algo así como 689 mil millones de pesos. Esa suma es equivalente al ingreso anual de 8.6 millones de mexicanos con salarios mensuales de 6,700 pesos. Esta es la confirmación palmaria de la desigualdad en el país.

El breve espacio de esta columna no permite anotar datos sobre desplome salarial, el auge de la subcontratación, una generación de mexicanos que ahora trabajan sin prestaciones sociales, el aumento de las cargas de trabajo, la depredación ambiental, el colapso urbano, la democracia de fachada que tenemos, el descontento e incertidumbre de la población y la criminalización de la protesta social.

Pero estas pinceladas bastan para confirmar el estado de devastación que existe en el país. Ante ello, absurdamente la actual clase gobernante propone seguir con lo mismo, seguir con la receta neoliberal.

Lo mejor de toda esta crisis es justamente la evidencia del fracaso del neoliberalismo y de la clase gobernante. Ante la decadencia y la incapacidad de la clase política, la población resiste estas políticas criminales y busca con sus medios y formas caminos para la subsistencia y la reproducción de la vida. Las vías de salida a esta devastación y decadencia de la clase gobernantes no vendrán de otro ciclo de reformas, ni de arriba. Se están poniendo en práctica y ensayando en miles de pueblos y comunidades de todo el país.