17 de enero de 2010

Resurgir constitucional - Esteban Garaiz

La presencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas esta semana en el presídium del acto inaugural de los trabajos de la Confederación Nacional Campesina, con ocasión del 95 aniversario de la promulgación de la Ley Agraria, no debe pasar desapercibida como si fuera un dato meramente anecdótico o protocolario sin mayor trascendencia política, por más que los medios de comunicación lo hayan pasado por irrelevante, quizá viéndolo como nostálgico.

En primer lugar, debe llamarnos la atención la persistencia del sector tradicional del nacionalismo revolucionario, orillado abiertamente del poder real, e incluso de su propio partido, desde hace 27 años el grupo tecnocrático que llegó al poder federal para aplicar las políticas económicas neoliberales impuestas desde el llamado Consenso de Washington abandonando la rectoría económica del Estado; y apoderarse incluso de la dirigencia del que siguió llamándose Partido Revolucionario Institucional, aunque no faltaron los intentos de quitarle la erre.

No es casualidad que sea precisamente en el sector campesino del PRI, el más castigado sin duda por las políticas neoliberales, donde se perciba y se manifieste este resurgir del viejo nacionalismo revolucionario: el que logró para 1980 incorporar a la mitad de los mexicanos a la vida nacional y al mercado interno; el que, con la rectoría económica del Estado, y a partir de la liberación campesina y la reforma agraria vigorosamente impulsadas por el Presidente Lázaro Cárdenas, logró durante 40 años, de 1940 a 1980, un crecimiento anual sostenido superior al 6 por ciento en el producto nacional bruto(frente al mísero 2 por ciento de los últimos 30 años).

Por eso tampoco es casualidad que la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, egresada precisamente de cuadros agrarios, y también presente en la ceremonia se haya dirigido al ingeniero Cárdenas diciéndole que “en la CNC usted siempre encontrará amigos, aprecio y respeto por su calidad moral”; y haya recordado en la ocasión lo que todos tenían presente: que la Confederación Campesina fue fundada precisamente durante el período presidencial del general Lázaro Cárdenas.

Ya resulta inocultable que la gran burguesía mexicana, la de los 40 o de los 500, aliada o subordinada al gran núcleo del poder económico global, ante el repudio ciudadano de los mexicanos hacia los gobiernos de Acción Nacional (12 por ciento de apoyo expreso en las elecciones de julio de 2009), está ahora promoviendo al candidato bonito del ala dominante neoliberal del PRI, para seguir entorilándonos en un bipartidismo inducido, con alternancia sin cambio real de proyecto nacional.

Pero la lectura pendiente es la mirada al futuro. Hoy todos los partidos están partidos. Habrá que ver, entre otras cosas, cómo el PRI resuelve su esencial dicotomía interna. No se trata simplemente de dos alas. Se trata de un tema de fondo: la “disputa por la Nación”.

También flotó en el aire el tema de las posibles alianzas. No podemos irnos con la finta de los candidatos (obsesión de la mayoría de los reporteros). El tema trasciende las personas. Veremos si hay el talento político para que todos los grupos políticos, y ciudadanos individuales, inconformes con las políticas públicas del gobierno federal, son capaces de formar una gran coalición libertadora para el 2012.