8 de septiembre de 2010

Soldados asesinos y soldados salvadores #MexicoRojo || David Velasco

Maestro David Velasco académico del ITESO
en su participación semanal 
En el programa Forma y Fondode RadioMetropoli
Con los periodistas






Radio Metrópoli. 8/09/2010
En medio de las tormentas que inundan el sureste mexicano y la incontenible ola de violencia que azota el norte, nos encontramos, una vez más, con la enorme paradoja de que en uno y en otro lado de nuestro país, hay dos tipos de soldados. En el norte asesinan a civiles, como a los niños Almanza en Tamaulipas, y en estos días, a Vicente de León Ramírez, de 45 años de edad, y a su hijo Alejandro Gabriel, de 15, sobre la autopista Monterrey-Nuevo Laredo, a la altura del municipio de Apodaca, en Nuevo León; pero resulta que en el sureste, son los soldados justamente los que aplican el Plan DN III y auxilian a cientos de miles de damnificados por las inundaciones. ¿De qué soldados podemos sentirnos orgullosos? La pregunta es ociosa. Pero no faltará quien defienda, y siga defendiendo que los soldados la hagan de policías. Contra toda ley, contra toda recomendación de organismos internacionales, incluso contra la aparente cobardía de la Suprema Cortesana para no revisar la constitucionalidad del fuero militar, con ocasión de evadir la sentencia contra el Estado mexicano en el caso de la desaparición forzada de Rosendo Radilla, en el estado de Guerrero, cometida precisamente, por elementos militares. Como en el caso de los niños Almanza, en Tamaulipas, o el de los estudiantes de posgrado del Tec de Monterrey, la Sedena inventa la realidad para evadir sus responsabilidades; en el primer caso, sólo le faltó decir que los niños Almanza los atacaron con lanzamisiles y ellos repelieron la agresión. En el caso de los estudiantes del Tec dijeron que se trataba de sicarios.

En uno y en otro caso, la Sedena se ha ido retractando de sus afirmaciones y, además, ha aceptado las recomendaciones que le hiciera en su momento la CNDH. Algo parecido ocurre con el nuevo asesinato ocurrido en Nuevo León, pero ahora, casi de inmediato, ofreció disculpas y reconoció el error, pero ya había dicho que dispararon porque la familia de León Ramírez no se detuvo en el retén militar. Basta los testimonios de dos de los hijos que sobrevivieron al ataque militar: “Ileana de León Castellanos, de 24 años de edad, cuyo padre y hermano perdieron la vida, sostuvo que en ningún momento se les dio la orden de parar ni había retén carretero alguno, sino los militares rebasaron su vehículo y comenzaron a dispararles... José Luis de León Castellanos (hijo de Vicente y hermano de Alejandro Gabriel, los ahora occisos) aseguró en entrevistas radiofónicas, telefónicas y ante medios impresos que nadie les marcó el alto y la versión del retén “es mentira”. Expuso que su cuñado, Guadalupe Rodríguez Hernández, conducía el vehículo y al rebasar al convoy militar se desató la balacera.”

Como vemos, el asunto vuelve a calentar el polémico tema del fuero militar. Tanto en la SCJN como entre los senadores, el debate se retoma en diversos tonos. Por ejemplo, el ministro Aguirre alega una supuesta reserva del Estado mexicano a las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cosa que habría que verificar, primero y, luego, establecer, en caso de que hubiera tal reserva, la firma del Estado mexicano a un convenio internacional por el que se compromete a no poner reservas a resoluciones de los tribunales internacionales. Entre los senadores, primero la declaración de su presidente, Manlio Beltrones, en el sentido de esperar a que el titular del ejecutivo envíe la reforma legal; pero por otro lado, un senador petista señala que no hay que esperar para impulsar una reforma que elimine el fuero militar y con ello evitar que los militares que asesinan a civiles sean juzgados por militares.

Mientras ocurren estos hechos lamentables, en el sureste, el ejército sigue ayudando a los damnificados por las inundaciones. Aquí en Jalisco, la familia del niño Miguel Ángel López Rocha, de El Salto, sigue esperando que se le haga justicia.

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